11 enero, 2011

Rt. "Locura Pasajera"


Locura Pasajera

Tic, toc, tic, toc
El eco del reloj retumbaba por toda la habitación, llenándola de una extraña impaciencia. Cosa rara ya que lo que menos quería era que alguien llegara y le descubriera, pero algo dentro de ella le hacía sentir una inquietante emoción de que ese alguien viniese y le dijese algo. Sin embargo, ella muy bien sabía que no era lo correcto. No lo era.
 Tic, toc, tic, toc.
El tiempo pasaba y su impaciencia, se transformaba en angustia.  Se paseaba de un lado a otro, mirando toda la habitación que se encontraba tal como la había dejado hace una hora atrás. Los cuadernos del instituto, tirados en el suelo rodeados de hojas esparramadas alrededor. Su uniforme sobre la silla, parecía llamarla a que lo usará una vez más. La televisión encendida, ponía el canal de las noticias donde ahora estaban pasando otra melodramática telenovela que reflejada la realidad del mundo desde un punto de vista emotivo y dramático.
Tic, toc, tic, toc.
Los segundos volaban de un lado a otro sobre su cabeza, los minutos flotaban a su lado burlándose de ella al pasar y las horas ni siquiera habían hecho presencia en aquella habitación. No era el momento de su aparición. Seguía paseándose de un lado a otro, indecisa, llena de angustia y un posible ocio que lentamente atormentaba su mente como si su nuevo vicio fuese esperar. Y eso era lo que menos le gustaba. Y se detuvo frente a la ventana. Observó el paisaje que figuraba frente a ella. Un par de edificios donde solían llegar miles de oficinistas por la mañana, para luego salir corriendo del lugar para cuando llegaba la noche. Un poco más al lado y una pequeña plaza se podía ver llena de niños jugando y corriendo de un lado para otro, haciéndole recordar a si misma cuando solía ser una pequeña de esa edad.
Tic, toc, tic, toc.
Lentamente pasaba el tiempo en aquella habitación. Ahora estaba más calmada, sin embargo dentro de ella seguía la impaciencia que no quería irse con nada. Se volteó hacia su escritorio, donde yacía  una hoja de papel doblada en dos que decía con letra legible: <<Lo siento>>. Y el remordimiento le causó un leve escalofrió en cuanto vio una luces iluminar su ventana.
Había llegado el momento.
Tic, toc, tic, toc
Nuevamente el reloj volvía sonar esta vez marcando las doce en punto de la noche. Sonrió en medio de la oscuridad ante tal sonido que le produjo una alegría que le hiso soltar más de un suspiro. Queda poco, se decía así misma con un poco de emoción en su voz, al notar como la puerta de la entrada se abría lentamente y dejaba entrar una brisa marina que llegó hasta su habitación, como si fuera la llegaba del verano.
Dos segundos, un segundo, medio segundo.
Y el silencio le hizo compañía a la oscuridad que ya estaba presente en dicha habitación.  A lo lejos, leves pasos podían escucharse caminar hacia su habitación. Esto le hiso sentirse un poco culpable, pero la impaciencia ganó la lucha y esperó.
Toc, Toc, Toc.
Se sintió un leve crujir de la puerta en cuanto su madre quien recientemente había llegado del trabajo, le había llamado por detrás de esta esperando que su hija le contestara. Sin embargo solo escuchó el eco del silencio ante sus palabras. La madre bufó en la oscuridad abriendo la puerta por completo, solo para quedarse horrorizada con solo poner un pie sobre la habitación de su hija.
-¿Por qué? –Quiso preguntarle si estuviera con vida.
Pero solo se conformó con leer aquella nota que estaba sobre el escritorio de su difunta hija que ahora yacía sobre el suelo sin vida sonriendo mientras sostenía sobre su pecho otra que decía: <<Fue solo una locura pasajera>>. 

By: B. Cross

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