No. No estás
Los recuerdos se acumulan tras mis parpados como esquirlas de hielo, fríos, distantes, cortantes… Porque tú ya no estás. No. No estás.
Las lágrimas se sienten como alcohol ardiente en las heridas, no quiero llorar, lo prometí… Pero tú ya no me verás. No. No lo verás.
La piel arde por donde la tuya tocó, como una cerilla acariciando e hiriendo a su paso, una llama azul y helada… Ya qué ya no me das tu calor. No. Ya no hay calor.
El día yace gris e insípido en mi mente ¿brilla el Sol?... No lo sé porque no puedo verlo reflejado en tus ojos. No. No hay reflejo.
La cama parece enorme, una cama de escarcha… Si me giro no estarás. No. No estás aquí.
Siento algo a mi alrededor, cálido y mágico como tus brazos… Si abro los ojos lo olvidaré. Si. Porque no me abrazas ya.
Siento una opresión en el pecho, que no me deja respirar, como el amor que antaño me tenía consumida, pero si lo pienso… ¡NO!
No hay amor, no hay abrazos, no hay sonrisas… ni miradas, no hay momentos si no recuerdos, no hay caricias, no hay color, ni Sol, ni calor.
Solo yo y la muerte meciéndome, lentamente en sus brazos esqueléticos, mirando desde sus cuencas vacías y prometiendo que todo acabó… Todo acabó, sin un beso final, si una última mirada. Todo culminó donde empezó. Y volveré a mecerme en tus brazos si cierro los ojos… Solo un minuto… Solo un segundo. No hay más tiempo porque mi reloj lo paraste tú.
By: Lilith Salvatore
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